Se trata de una pintura al óleo realizada en 1657 (XVII), por el sevillano Velázquez, Diego Rodríguez de Silva, que lleva por título: " Las hilanderas", o "La fábula de Aracne ". Museo del Prado. El lienzo original es de117 x 190 cm. Hacia 1664 fue ensanchado por los cuatro costados, por lo que sus medidas actuales son 169 x 250 cm.
Trata el tema mitológico: "La Fábula de Aracne" representado de un modo singular, a través de una sucesión de escenas que ponen en relación una estampa cotidiana con otra mitológica que aparece al fondo.
En primer plano vemos un taller con cinco mujeres (hilanderas) que preparan las lanas para la fabricación de tapices. Al fondo, en una estancia más elevada, aparecen un instrumento musical y otras cinco mujeres ricamente vestidas sobre un fondo de tapiz que reproduce una obra de Tiziano “el Rapto de Europa”.
Según esta interpretación, Aracne sería la joven del primer plano que se representa de espaldas al espectador, tejiendo, asistida por su ayudante, a la que sólo vemos la cabeza, mientras que Atenea aparece camuflada como la anciana con la rueca. A su lado, otra mujer en pié, con la que establece una relación a través de sus miradas. El centro está ocupado por una joven agachada que recoge las lanas del suelo, con un gato a sus pies.
Aracne era una joven famosa por ser una buena tejedora, que retó a la diosa Atenea a un duelo de tejido, pero un jurado, que aparece al fondo, dictan un empate en la competición. La escena del fondo se correspondería con el final de la fábula, Aracne sentada en el centro y frente a ella, Atenea, representada con sus atributos guerreros, levantando la mano para condenarla a tejer eternamente bajo la forma de la araña. Estas dos figuras parecen formar parte del tapiz que se encuentra al fondo de la estancia.
Velázquez representa varios momentos de la misma narración, como ya vimos en “el tributo” de Masacio y prescinde de cualquier tipo de jerarquización.
Se trata de una pintura figurativa de gran naturalismo en la representación de las figuras, se pinta lo que se ve. Desde el punto de vista técnico, el cuadro bien podría ser un cuadro impresionista, por su modo de tratar la luz y el uso de la pincelada suelta, por lo que el artista consigue anticiparse al Impresionismo en 250 años.
El dominio de Velázquez en el manejo de los pinceles es soberbio, ya que es capaz de definir lo que desea con escasa materia y pocas pinceladas, transformando una mancha en figura, según la distancia del espectador.
Estamos ante una de las obras maestras del Siglo de Oro español. Velázquez pinta este cuadro en su etapa de mayor esplendor. Su estilo empezó siendo tenebristas y de pincelada sobria y contenida, pero con el tiempo fue evolucionando hacia una pintura más suelta y colorida, creando un estilo personal que sintetiza los valores renacentistas y barrocos. Esta evolución se produce gracias a que Velázquez disfrutó en vida de gran prestigio siendo el pintor del rey y aposentador real, lo que le permitió conocer la colección real, viajar a Italia, y tratar con personajes como Rubens. Precisamente el autor del tapiz que aparece en el cuadro de las Hilanderas y que reproduce una obra de Tiziano.
Con esta fábula, Velázquez quiere indicarnos que la pintura es un arte liberal, igual que el tejido de tapices, no una artesanía. Al hacer mención a la obra de Tiziano, Velazquez pretende comparar al artista con Aracne y a la pintura con un arte noble y no artesano, como son las hilanderas. Además es un momento en el que en España muchos artistas e intelectuales de origen judío reclamaban también un reconocimiento social que se les niega. Por lo que el objetivo de Velázquez fue demostrar su nobleza tanto de sangre como de profesión, algo que consigue cuando el rey Felipe IV de otorga el título de caballero de la Orden de Santiago, como podemos apreciar en las Meninas.
Por último destacar que Manet se sintió maravillado con la pintura Velázquez, al que calificó como «pintor de pintores» y se inspiró en su obra para crear el impresionismo. Posteriormente, tanto Picasso como Francis Bacon, reinterpreta sus obras más destacables, demostrando con ello la gran influencia que Velásquez ha ejercido en la pintura universal.